Patuque: Actividad segura y saludable para tu bebé durante la etapa en la que quieren llevarse TODO
En esta primera etapa de la vida, el cerebro es como una caja vacía, pero que tiene una necesidad enorme de obtener información. Sentimos curiosidad de saber cómo es todo. Si lo que vemos será dulce o salado; suave o duro; frío o caliente.
Siempre me ha gustado describir esa sensación como cuando vamos a comer a un nuevo restaurante. Te entregan el menú, escoges lo que vas a comer, te comes toda la comida y luego se acerca el mesonero con un carrito lleno de postres.
De inmediato, te percatas de que en la primera bandeja todos son de chocolate, pero cada uno tiene un color y presentación diferentes. Como tu adicción es el chocolate, TODOS te provocan. Sin embargo, hay uno en particular que se ve delicioso.
Le preguntas al mesonero qué tiene ese llamativo postre y te nombra una gama de ingredientes que nunca has probado juntos, mezclados de esa manera. Pero sabes que con chocolate deben ser exquisitos.
Te decides por ese y el mesonero lo sirve en la mesa. Tomas el tenedor y la primera impresión al cortarlo es que es más suave de lo que imaginabas. Llevas una porción a tu boca y de inmediato notas que el sabor es extraordinario, pero la textura es un poco arenosa. Algo que nunca habías sentido.
¡Yum! ¡Es el postre más divino que he probado! Nunca había experimentado nada igual, pero ahora sé que existe y puedo recrear ese momento en el que lo saboreaba hasta con los ojos cerrados.
Pues bien, esas mismas sensaciones, ya sean positivas o negativas, ocurren en nuestro cerebro cuando estamos descubriendo el mundo. La diferencia radica en que cuando somos bebés, no podemos frenar ese instinto de probar todo, porque es parte de nuestro ser. Es parte del ser humano y es netamente instintivo ya que nuestro cerebro pide a gritos información.